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Descriminalizar a las instancias civiles de cultura/ Parte 1
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Descriminalizar a las instancias civiles de cultura/ Parte 1

  • - 2025-01-10

Lamento usar una palabra tan horrenda como “descriminalizar” pero es de uso común en el lenguaje judicial y viene a cuento por las políticas en materia de cultura que se han vivido en los últimos tiempos en México. También esta reflexión ronda mi cabeza de cara a las mesas de trabajo que se están realizando para la construcción del plan sectorial de cultura y de los prejuicios que habitan a no pocos servidores públicos respecto al papel que juegan las organizaciones culturales emanadas de la sociedad civil. En el discurso oficial del sexenio pasado, generado desde la primera investidura del país, los intelectuales y artistas de este país pasamos a ser fifís (por más que los números del INEGI demostraran lo contrario) y prácticamente enemigos de un proyecto de nación. Con denuedo —y ninguna prueba— se intentó demostrar que las organizaciones de la sociedad civil (OSC) en general eran un lastre y vivían a expensas del Estado sin darle ningún beneficio. En la misma canasta pusieron por igual a todas las OSC y las de cultura tampoco se salvaron.Si no recuerdo mal, luego de la transición democrática del 2000, al perder la dictablanda del PRI, se nos instó a los agentes culturales a que nos pusiéramos en orden y nos “organizáramos”. Incluso se acuñó el eslogan de “ciudadanización de la cultura” en un discurso que pretendía que los artistas y gestores culturales constituyeran organismos bajo figuras legales reconocibles si se quería acceder a recursos públicos. Fue una batalla ardua para que nos convirtiéramos en asociaciones civiles o en fundaciones sin ánimo de lucro dado que muchas convocatorias ya no contemplaban a las personas físicas como sujetos de ciertos apoyos.Aún no se ponía en boga el concepto de la “economía naranja” que, aplicado a la cultura, le exige a los emprendimientos culturales alcanzar una “sostenibilidad” y hacer proyecciones para su independencia plena de cualquier subsidio estatal. Y hoy, por lo que veo, desde las convocatorias vigentes y estas mesas sectoriales se insiste en la falsa premisa de la autosostenibilidad.TraspunteEmpresas culturales y sostenibilidadSería importante indicar que el tema de la “sostenibilidad” de las iniciativas ciudadanas de cultura es una discusión perversa que proviene —paradójicamente para un gobierno de izquierda— de la economía naranja, netamente capitalista. Si se analizan los indicadores del sector cultural de primer mundo veremos que ninguna empresa cultural y artística se puede “sostener” a sí misma ni en el mediano ni en el largo plazo.


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