Habitantes de diversas comunidades ubicadas en la reserva de la biosfera La Sepultura, en Chiapas,se han mostrado preocupadas por la propagación del escarabajo descortezador, un insecto que en los últimos meses ha matado a cientos de árboles de pino en la zona.Esta plaga, que se había mantenido bajo control durante muchos años, a partir del 2021 comenzó a registrarse un incremento de la presencia de este insecto en los árboles de pino, de donde se obtiene resina, pero que en 2024 el número de árboles afectados se disparó.“Influye mucho, principalmente la resina se fue muy abajo, los árboles se nos acabaron, el más débil es al que lo ataca más”, afirma don Miguel Serrano, quien resultó severamente afectado por la plaga en sus parcelas.Y es que los habitantes de la comunidad corazón del valle, enclavada en el Área Natural Protegida reserva de la biosfera La Sepultura, se han dedicado desde hace varios años a la extracción de resina, con métodos que mantiene el cuidado del bosque.Esta actividad económica la implementaron para obtener ganancias que puedan sostener a sus familias sin necesidad de afectar al ecosistema.Y es que, anteriormente, la comunidad se ganaba la vida mediante la agricultura en la siembra de maíz y frijol, por lo que el proceso ancestral para esta actividad era la quema, roza y tumba de cientos de hectáreas y así lograr cosechas del campo.Pero hoy se muestran preocupados ante la presencia de la plaga, que, a pesar de fumigar con diferentes productos, el insecto sigue proliferándose.“Esto vino afectar en un 40% de la producción de resina, porque que el descortezador inició hace como prácticamente seis o siete años, incluso hay partes que no está saneado y a lo lejos se ve rotundamente arruinado el bosque, porque no tiene el mantenimiento”, expresó Juan Bolom, productor de resina de la comunidad.La plaga es tan agresiva que, en el momento en el que infecta a un árbol, tan sólo pasan tres meses hasta que se empieza a observar cómo consume la corteza, por lo que, en un periodo de al seis meses,el árbol ya ha muerto. Y éstano afecta solo al pino, sino a otras especies autóctonas de la región.“Y la parte más triste es que no solamente se basa en árboles gruesos, sino que también se encuentra un árbol de roble, de nanche, de encino... El rodal es total, queda limpio”, indica Juan Bolom, quien observa como mueren los árboles del bosque.Para los investigadores, este insecto ya existía desde hace varias décadas, pero en los últimos años las condiciones que han prevalecido en esta reserva natural ya son propicias para que se convierta en una plaga difícil de controlar.“El fuego, el cambio climático, la elevación de la temperatura, falta de de lluvia son factores que debilitan al bosque, las lluvias hacen ese control de manera natural, pero en estos periodos de inicio de sequía y de estiaje, pues tenemos una complicación porque la plaga encuentra los medios óptimos para crecer: alimento, que es la resina, y evidentemente las condiciones ambientales para reproducirse y tengan explosiones”, explica Omar Gordillo, director de la reserva de la biosfera La Sepultura.Para las autoridades ambientales, se ha estado buscando una solución a esta plaga, aunque reconocen que se debe continuar realizando investigaciones para encontrar algún método efectivo que no sea dañino con el medio ambiente, sino que controle la plaga sin perjudicar al ecosistema.Mientras eso ocurre, los productores del campo ven con pesimismo este 2025, especialmente ante la presencia de más calor, mayor sequía e incluso que los incendios forestales acaben con los árboles de pino y encino de la región.“Lo mucho que me quedaron serían como unos 30 palos o menos. De la resina, tenía mil 800 caritas y me quedaron 460 caritas” dice Miguel mientras que Juan afirma que éltenía 2 mil 800 caritas; "me quedé con 600, me destruyó prácticamente el 70% de mi trabajo del bosque”.En tanto, los habitantes de esta comunidad piden al gobierno acelerar algún mecanismo para controlar esta plaga, ya que de la obtención de resina de estos árboles es de donde subsisten sus familias, por lo que, al ser destruidos por este insecto, las cosas se pondrían complicadas. Hasta el momento se han afectado 150 hectáreas, de los cuales 80 ya son pérdida total, mientras que otras 70 se encuentran severamente dañadas.El mayor peligro es que más hectáreas de terreno boscoso sean infectadas y terminen muertas, aunado al peligro de la temporada de incendios forestales, que podría ser un factor determinante para dañar de manera irreversible a la reserva de la biosfera La Sepultura.EHR