DOMINGA.– El cuerpo y la mente están entrelazados pero en pocos lugares se conectan con tanta fuerza como en el cuello. Justo debajo de la laringe, habita una pequeña glándula con forma de mariposa que puede cambiarlo todo. La tiroides. Encargada de regular el metabolismo, suele pasar desapercibida cuando funciona bien. Pero cuando no lo hace, sus síntomas pueden ser escandalosos. Uno de los más llamativos es la tristeza profunda. Una tristeza que nace en el cuello. Cuando la tiroides produce niveles insuficientes de hormona tiroidea –una condición conocida como hipotiroidismo–, la probabilidad de padecer depresión e incluso tener pensamientos suicidas, se eleva considerablemente. En casos donde el hipotiroidismo no ha sido diagnosticado o recibido un tratamiento adecuado, la depresión no sólo es más frecuente, se torna resistente a los tratamientos convencionales.En México, muchas personas con hipotiroidismo reportan dificultades para dormir, concentrarse o disfrutar lo que antes les gustaba emprender. No es tristeza pasajera, sino de una sensación persistente de agotamiento y desánimo, de que todo cuesta demasiado.Numerosos estudios médicos han confirmado esta relación. Se estima que 40% de quienes padecen hipotiroidismo desarrollarán depresión en algún momento. Entre quienes llegan a desarrollar un trastorno depresivo, el riesgo de suicidio se duplica y sufrir episodios psicóticos se triplica. Por eso es fundamental checarse la tiroides cuando se presentan síntomas depresivos. No son pocas las personas que pasan años en terapia psicológica o bajo tratamiento psiquiátrico, sólo para descubrir tiempo después que la raíz del problema no era emocional sino hormonal.5.8 por ciento de los mexicanos sufre algún trastorno tiroideoSegún la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, 5.8% de los mexicanos sufre algún trastorno tiroideo. Sin embargo, en algunos estados la prevalencia es mucho mayor. En Veracruz, Tlaxcala y Morelos, 11.6% de la población vive con hipotiroidismo. Y en la región del pacífico sur, 10.5% de niños y adolescentes también.El impacto no se limita a la depresión. El hipotiroidismo también se asocia con trastornos de ansiedad. Las personas con niveles anormales de hormona tiroidea tienen 1.6 veces más probabilidad de desarrollar ansiedad que aquellas con niveles regulares. Los efectos se extienden también a la cognición. Quienes padecen hipotiroidismo obtienen puntajes 23% más bajos en pruebas de capacidad cognitiva, y entre 6.5% y 8% más bajos en pruebas de memoria, lenguaje y funciones ejecutivas. En la infancia, el impacto es aún más alarmante: un estudio encontró que el hipotiroidismo infantil puede causar retrasos de entre 10 y 26 segundos en pruebas de reconocimiento visual.A lo largo de la vida, las enfermedades tiroideas moldean nuestras emociones, mente y capacidades. En mujeres embarazadas, por ejemplo, el hipotiroidismo eleva en 50% la probabilidad de desarrollar depresión posparto y reduce en dos semanas, en promedio, la duración del embarazo. Esto puede provocar un desarrollo cognitivo 20% menor en el bebé y duplica la probabilidad de discapacidad intelectual. En la menopausia, los efectos no son menores. Las mujeres menopáusicas con hipotiroidismo tienen 3.5 veces más probabilidad de sufrir depresión que aquellas con función tiroidea normal.Ignorar la tiroides es, muchas veces, ignorar el origen físico de un sufrimiento emocional. No se trata sólo de atender el alma, sino de mirar el cuerpo con más atención. En tiempos en los que hablar de salud mental se ha vuelto más común y necesario, es momento también de hablar de salud hormonal.GSC/LAFC