SEASIDE CLIMA

Notipunto

  • Nuestras Redes Sociales:
Cabecera
Home Últimas Noticias El otro Bronx: así enfrentan los migrantes indígenas las redadas de Trump
El otro Bronx: así enfrentan los migrantes indígenas las redadas de Trump
  • Compartir
  • 32

El otro Bronx: así enfrentan los migrantes indígenas las redadas de Trump

  • - 2025-04-27

DOMINGA.– “Durante el primer gobierno de Trump participé en varias marchas para alzar la voz y decir que los migrantes no somos criminales, sino que venimos a aportar a este país. Creímos que ya lo conocíamos, pero desde el primer día empezó a golpear. A una vecina le llegó la migra. Le dije que no debía abrirles y los pasos a seguir. Ahí fue cuando vimos que esto sí está ocurriendo”. Quien habla es el Capitán Crispín, un hombre en sus cincuenta años que al llegar a Estados Unidos aprendió el oficio de tapicero. Lo entrevisto mientras trabaja en su máquina de coser. Es el principal responsable del Comité de Cuidado de la Comunidad, que forma parte de una red de seguridad que familias enteras originarias de México están construyendo al sur del Bronx.En la ruidosa ciudad de Nueva York, uno lo ve siempre activo, recibiendo llamadas, atendiendo gente que llega para preguntarle si puede ayudarles, es una persona solidaria con su comunidad. Crispín no para nunca. Originario de la mixteca poblana, lleva más de la mitad de su vida recorriendo las calles del “Condado de la Salsa”, como también se le conoce al Bronx, popular distrito que, junto a Queens, Brooklyn, Staten Island y Manhattan, dan vida a la Gran Manzana en Estados Unidos.Llegado en 1990, se ha vuelto un referente para las comunidades migrantes indígenas que han llegado en los últimos 30 años y que han escogido esta zona para establecerse. Ahora se han sumado activamente a las acciones de cuidado de la comunidad, así como a la conservación de las tradiciones garífunas y mayas, además de las nahuas, tlapanecas y mixtecas.“El Bronx que me encuentro –recuerda Crispín– cuando llegué, estaba lleno de edificios quemados, me dijeron que a veces los propios dueños los habían quemado para cobrar el seguro. Éramos la primera generación de poblanos que llegábamos aquí, yo tenía 17 años y todavía no tenía hijos”.Mucho tiempo ha pasado desde entonces. Según datos del gobierno de la ciudad de Nueva York, actualmente el Bronx cuenta con cerca de 800 mil habitantes de origen latinoamericano, lo que representa 54% de la población total del distrito. La semilla de la organización indígena, en muchos casos ha migrado, ha florecido y encontrado tierra fértil aquí.“Hemos aprendido a organizarnos, a hacer nuestras reuniones, aprendimos a hablar de trabajo colectivo, de compañerismo. Esto ya viene desde México”, explica refiriéndose a algunas estrategias comunitarias de Puebla, Guerrero o Oaxaca. “Pero allá lo manejamos como mayordomías y rondas comunitarias para fortalecer la seguridad de nuestras comunidades y para la toma de decisiones”.Ahora comunidades migrantes del sur del Bronx se están reuniendo en asambleas, toman decisiones colectivas y han comenzado a vigilar las calles a través de cámaras para detectar operativos de ICE o cualquier otro delito. Con éstas, colocadas en lugares estratégicos, han podido analizar cómo empiezan los operativos o actuar para instruir a los migrantes en riesgo para que no abran las puertas de sus casas cuando haya amenaza de detención.Su organización también les ha permitido establecer una relación de solidaridad directa e igualitaria con organizaciones estadounidenses que pueden apoyarles en esta lucha contra las políticas antiinmigrantes. Más de 30 años de experiencias en sobrevivencia comunitaria han logrado unir a las comunidades indígenas en una ciudad como Nueva York y les ha formado para resistir.Los perfiles criminales necesarios para Donald TrumpEstados Unidos siempre ha necesitado un enemigo para legitimarse, eso no es novedad. El experto en temas de seguridad para migrantes, David Leopold, señaló el pasado 28 de marzo, durante una conferencia de prensa en la American Community Media, que “el gobierno comenzó a usar la Ley del Enemigo Externo para criminalizar a personas migrantes u organizaciones de apoyo, de manera ilegal e innecesaria”. Una estrategia que el gobierno de Trump está usando para construir el perfil del migrante criminal que legitime sus políticas públicas.Si desde su primer gobierno, Trump insistió en que los migrantes mexicanos eran ‘bad hombres’, ahora lo que hace es cerrar el círculo y perseguirles junto con otros migrantes que cumplen, en apariencia, con este mismo perfil falso.A partir del 20 de enero de 2025, comenzaron las órdenes ejecutivas en contra de las personas migrantes, ocasionando un pánico generalizado en todo Estados Unidos. Las redes sociales empezaron a mostrar a los agentes de ICE (Immigration and Customs Enforcement, por sus siglas en inglés) deteniendo gente, personas resguardándose en sus casas. Las calles y plazas lucían vacías en Chicago y Nueva York, Los Ángeles y San Antonio, como si volviera una nueva pandemia a este país.“Esto ya lo vivimos con la pandemia –afirma Crispín–, el miedo y la incertidumbre ya los conocemos, pero ahora también ya tenemos esta experiencia y estamos más organizados, así que nos vamos a defender de las deportaciones y de cualquier otra violencia que nos quiera golpear”.En esta ocasión, como en muchas otras, las personas migrantes se quedaron solas, casi ningún sector de la sociedad estadounidense blanca salió a protestar por las deportaciones ilegales o por las amenazas injustificadas. Y ha sido motivo de discusión que, salvo en contadas excepciones, el grueso de la población no levantó la voz en defensa de todas las comunidades migrantes. A pesar de haberse demostrado que sin su presencia la economía y la fuerza laboral de ese país no existiría.Ante la escasa respuesta solidaria de sectores blancos a favor de los migrantes, que en otros casos sí ha salido a las calles, Todd Schulte, presidente de la FWD.us, una organización dedicada al estudio y análisis de las políticas migratorias, señala que “la retórica antiinmigrante siempre ha sido que ellos toman ventaja de los ciudadanos estadounidenses y no pagan impuestos, pero ya el IRS [Internal Revenue Service, por sus siglas en inglés] ha demostrado que es falso”. Eso explica la falta de respuesta social, aunque también al interior de la migración latinoamericana existen prejuicios.Avelina, mujer migrante, originaria de Tlapa de Comonfort, Guerrero, tuvo que dejar el cuarto en el que vivía luego de que recibiera correspondencia de una corte local de migración. Ella está atendiendo su caso de petición de asilo, sin embargo, su casera, de origen boliviano, simplemente no quiso escucharla y le ordenó que buscara otro lugar para vivir, bajo la creencia de que esta relación con los servicios migratorios ponían en peligro a su familia.Le dio un mes para cambiarse y durante este mes la estuvo presionando de manera pasivo agresiva: “Puso una cámara para vigilar el refrigerador donde se guarda la comida, ella misma me vigiló para ver que yo no agarrara nada que no tenía permitido y revisó mi correspondencia, así que me tuve que ir”.“Se ha creado el estigma de que el migrante viene a hacer cosas malas y que es justo que lo saquen”, afirma Crispín.La seguridad nace de la comunidad indígena que emigró al BronxUn mes antes de la toma de posesión de Trump, el 18 de diciembre de 2024, en el Día Internacional del Migrante, la Red de Pueblos Transnacionales, organización dedicada a la defensa y promoción de los derechos de los migrantes indígenas, convocó a una conferencia de prensa frente al mural que está junto a sus oficinas en el sur del Bronx. Ahí, a pesar del viento helado que corría sin freno, un miembro de esta organización les dio la palabra a representantes de estas comunidades.“Para enfrentar las múltiples y crecientes violencias que sufre nuestra comunidad […], la Red de Pueblos Transnacionales está organizada alrededor de un Sistema de Cuidados Colectivos, que nos permite protegernos de la migra, de la violencia de género, de la enfermedad, de la discriminación y del racismo”, leyó una de las mujeres presentes, como parte de un extenso comunicado, donde también se presentaron los cuatro comités que los sostienen:El Comité del Cuidado de las Personas para prevenir y atender la violencia de género, no sólo en lo que respecta al ámbito doméstico e incluye acciones, en casos de desalojos, falta de alimentación o documentos de identidad. El Comité del Cuidado de la Comunidad, que atiende la presencia de ICE, deportaciones y cualquier otra expresión de violencia en las calles. El Comité del Cuidado de la Salud […], para la mejora en la alimentación y la prevención de enfermedades. Y el del Cuidado de la Cultura, para la preservación de la lengua.Vestidos de negro con paliacates y gorras, quienes asumieron ser parte de la red como capitanes se adelantaron incluso a la toma de protesta de Trump, alzaron su voz antes de los ataques; sin embargo, los medios estadounidenses ignoraron este hecho. Valeria, integrante de la Red, asegura que “se veía que era inminente que Trump ganara y se buscó que se cuidara el Bronx, no sólo como comunidad sino las expresiones de lo que han sido las culturas, la salud, los cuidados en este territorio”.Marco Castillo, antropólogo mexicano y uno de los miembros fundadores de la Red de Pueblos Transnacionales, asegura que “cuando las comunidades [indígenas] llegan aquí, descubren que el escenario es hostil y agresivo, muchas veces han tenido que activar mecanismos de protección y seguridad comunitaria. Esta no es la primera vez ni será la última”. Los indígenas migrantes han tenido que aprender algo de español y algo de inglés mientras trabajan y aún así los patrones les pagan menos, a veces tan sólo 20% del salario mínimo o bien, son víctimas de asaltos que han terminado en muertes.“Durante la pandemia muchos se pusieron a cocinar para quienes en sus edificios no tenían qué comer y luego de la pandemia el contexto de Nueva York se vuelve todavía más violento. Uno de los sectores más golpeados fueron los repartidores, mejor conocidos como ‘deliveristas’, entre ellos muchos mexicanos de Guerrero, y ellos también se organizaron para reducir la violencia”, señaló Castillo. “Con los nuevos ataques de Trump estas experiencias se activan nuevamente”.Nueva York, sobre todo en el Bronx y en su vecina Harlem, cuenta con una larga tradición entre poblaciones afrodescendientes y puertorriqueñas, entre las que vale la pena destacar a las Black Panthers y los Young Lords, grupos que en los sesenta y setenta ejercieron un control territorial basado en el poder de la comunidad para atender problemáticas de alimentación, salud y seguridad. También de esta memoria surgen influencias que sostienen iniciativas como las que migrantes indígenas de México y del Caribe hondureño construyen en contra de robos, tiroteos o violencia contra las mujeres.“Construyamos –se escuchó con voz enérgica al final de la conferencia de prensa– sistemas de cuidados y protección colectivos como sea posible. No esperemos a que los abogados, los políticos o una organización nos salve ofreciendo ‘integración y respeto’. Es el tiempo de la autonomía y la autogestión”.En Connecticut imparten entrenamiento para luchar contra ICEJohn Jairo Lugo, miembro de Unidad Latina en Acción (ULA), que desde hace 23 años se plantea la organización comunitaria migrante, es de origen colombiano y reside en la pequeña ciudad de New Haven, Connecticut. Trabaja en pro de la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes y se aleja del modelo asistencialista: “Nos alejamos del modelo gringo donde los blancos nos organizan”.Siempre activo, procurando que las cosas funcionen lo mejor posible tanto para una protesta como para que un migrante que recién se lo llevó ICE y está preso en una cárcel estatal pueda comunicarse con su familia. “Déjame contestar esta llamada y luego platicamos con calma, a este compañero de Tlaxcala lo detuvieron ayer y es un desmadre, como dicen ustedes, no tardo”, dice.New Haven es una ciudad pequeña, dominada por las instalaciones casi omnipresentes de la Universidad de Yale, no hay mucha oferta cultural, las calles lucen solitarias y silenciosas, a diferencia del bullicio neoyorquino que no para ni un minuto. Aquí es fácil identificar los lugares con presencia de migrantes latinoamericanos, muchos de ellos partícipes de las actividades del People’s Center, sede de la ULA y donde mucha gente se siente en confianza.“A pesar del ruido que está haciendo esta administración, todavía no se han logrado alcanzar los niveles de deportaciones que tuvieron Obama y Biden, que a pesar de su discurso demócrata tuvieron una política antiinmigrante muy agresiva. Sin embargo, este ruido ha causado miedo y con ese miedo es contra lo que estamos trabajando para hacer entender que hay que sobreponernos y organizarnos y dar la lucha, es lo que toca”, subraya Lugo.Según el análisis de ULA, en todo Connecticut se han llevado a cabo unas 50 deportaciones entre finales de enero y marzo de 2025. Este estado tiene la característica de ser santuario, autoridades estatales –incluyendo a la policía– no colaboran con ICE y no se le pregunta a nadie su estatus migratorio, “pero como se dice que se va a atacar a las ciudades y estados santuario, la gente se asusta mucho”.Lo que sí ha sido una novedad en New Haven es que mucha gente estadounidense ha estado interesándose en lo que ocurre con la población migrante. John Jairo lo resume así: “han llamado para decir que quieren colaborar, que quieren ser parte de grupos de apoyo. Tenemos que recuperar la experiencia de la esclavitud y construir nuestros propios ‘underground railroads’ que serían las vías clandestinas para brindarle protección a las personas cuando están en peligro de ser deportadas”.ULA cuenta en estos momentos con casi 150 voluntarios y cada domingo “da entrenamiento por si se presenta un ataque por parte de migración o detenciones individuales porque esto se va a poner peor, sobre todo si más instituciones como la Guardia Nacional se suman a los ataques contra las personas migrantes, esos escenarios estamos previendo”, puntualizó Lugo.Este entrenamiento se enfoca en las leyes migratorias y en los límites de ICE para detener personas, sea una vivienda, un centro de trabajo o una diligencia programada, además de algunas técnicas para interponerse entre los agentes y las personas afectadas, tratando de no incurrir en un delito, pero sí en la desactivación.“Soy descendiente de inmigrantes europeos –explica Eric, un joven estadounidense voluntario de ULA– y no encuentro razones para no apoyar las luchas migrantes de hoy. Empecé mi involucramiento con ULA gritando consignas en las protestas, luego en la elaboración de carteles y pancartas hasta que ahora coordino diferentes grupos de voluntarios estadounidenses que hacen presencia en momentos importantes como los casos en las cortes o alguna diligencia en donde las personas migrantes puedan estar vulnerables o en riesgo”.Para Eric es importante que este modelo se repita en todo el país, mismo sentir que se ha presentado con la experiencia que se realiza en el Bronx. Esto es tal vez el nacimiento de una solidaridad basada en el trabajo de cuidados y en la coordinación cooperativa más que asistencialista.Siempre hay alguien que te ve en cámaras clandestinas“La migra ataca por las mañanas, pensamos en hacer rondines, pero no nos resultó una idea muy efectiva, porque estaríamos a expensas de ser detenidos también. Luego pensamos en poner algunas cámaras, al menos en el sur del Bronx y con eso estamos vigilando”, dice el Capitán Crispín un miércoles de trabajo. Estamos en el centro de operaciones que han instalado clandestinamente, concentra las pantallas a través de las cuales es posible ver lo que ocurre en muchas calles del sur del Bronx. Compradas a través de donaciones de las propias familias migrantes y donatarios anónimos, están ubicadas en lugares estratégicos donde se han reportado operativos de ICE o bien permiten la visibilidad de calles que cruzan.Es un primer paso el que están dando las familias que se han sumado a esta estrategia de seguridad. Además de las cámaras y los folletos, el Comité de Cuidado de la Comunidad usa camisetas blancas con el nombre de la iniciativa para identificarse, y van colocando información edificio por edificio. “Todos los jueves nos reunimos para informarnos y saber qué está pasando”.Hermelinda, guerrerense, madre de tres hijos y con 17 años en Estados Unidos, aceptó que colocaran una cámara en la ventana de su domicilio: “Yo vivo con miedo, siempre temprano dejo a mis niños en la escuela y antes de salir checo las ventanas y las cámaras, tengo que cuidarme. Solicité al Comité el aparato y me lo instalaron sin cobrarme. Hasta uno de mis hijos ya chequea la cámara, por si viene la migra o si hay robos. Si me deportan, ¿donde voy a dejar a mis hijos?, no tengo a nadie aquí que tenga papeles, no podemos dejar que eso pase”, dice.Crispín dice que no sólo el Comité revisa las cámaras, sino que también las familias están vigilando desde sus teléfonos lo que ocurre en las cámaras. “Estamos vigilando siempre”, dice. “Nos está dando resultados, nos sentimos más seguros, cada vez se suma más gente y ojalá se sumen en otros condados o estados”.Tienen contacto con las iglesias de la comunidad, con organizaciones afines a su lucha en el territorio y tienen instalados teléfonos funcionando para la comunidad migrante. “Mandamos a imprimir un folleto con un mapa que se usa sólo para las familias migrantes que pertenecen al Comité, ahí pueden recortar las tarjetas rojas en donde están sus derechos constitucionales y una guía para que sepan qué hacer”, finaliza.GSC


TE PUEDE INTERESAR

Notipunto

Al día con usted



Nuestras Redes Sociales: