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Sin querer queriendo. Así nació el universo de Chespirito
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Sin querer queriendo. Así nació el universo de Chespirito

  • - 2025-05-24

La historia de Roberto Gómez Bolaños marcó generaciones enteras en toda América Latina, con personajes entrañables y un humor familiar que cruzó fronteras; Sin querer queriendo, la nueva serie de Maxinspirada en su autobiografía, revive esos momentos y ofrece al espectador un recorrido íntimo por su vida, desde su infancia y sus primeros pasos como escritor, hasta su consagración como uno de los grandes íconos de la televisión en español.“Lo que más me sorprende es su capacidad para crear un humor que la gente recibió de muy buena manera. Creo que nadie era capaz de ver lo que él estaba haciendo, ni él mismo, mientras lo construía a lo largo de los años —dijo en entrevista con MILENIO Rodrigo Santos, el Lead director de la serie—. Es quizá lo que más me llama la atención, que es algo que contiene la serie y que tiene que ver con el título, Sin querer queriendo. Algo que él logró quizá sin darse cuenta”. La serie muestra quién era Chespirito y por qué su obra sigue vigente en ocho episodios, distintas épocas y una mirada íntima sobre su vida. Protagonizada por Pablo Cruz, la historia revive el trayecto de Gómez Bolaños, desde sus primeros años hasta el momento en que, casi sin querer, creó uno de los universos más entrañables de la televisión. Todo esto bajo la supervisión de sus hijos: Paulina Gómez y Roberto Gómez Fernández.El peso de interpretar a Chespirito no fue menor. Desde la primera audición, Pablo supo que estaba entrando en un territorio sagrado. “Hemos mitificado al personaje; lo que me ha enseñado esta investigación es cómo funcionaba su mundo y cómo conectaba con las personas —explicó Cruz—. Me ha dado herramientas como actor y como futuro director. Roberto fue un ejemplo de alguien que sabía coordinar un equipo y transmitir un mensaje”.La conexión del actor con su personaje fue más allá de lo profesional; Pablo recordó una experiencia que describió como “metafísica”, cuando lo contactó la directora de casting para preguntarle si le interesaba el proyecto, “estaba haciendo ejercicios de respiración y sentí una conexión con algo o alguien que no podía ver; supe que era él. Me dije: ‘Ok, es esto’, sentí una apertura emocional especial que me marcó. Y lo voy a aprovechar”.Y compartió cómo fue su camino hasta Chespirito: “Pasó una y otra audición y eso representaba una posibilidad de inversión en mí mismo. Estoy convencido de que conecté con ese ser o esa energía; y mira, aquí estamos, haciendo la serie”, agregó.Gómez Bolaños fue un creador que llevó sus ideas a donde quiso, aunque, no siempre en las mejores condiciones, ese ejemplo de vida permitió a Pablo superar momentos difíciles: “Tuve una crisis creativa, no sabía cómo acomodar mis emociones, y de pronto me di cuenta de que las personas que admiro, como Roberto, creaban sin excusas. Chespirito entendió que el viaje no consistía en esperar las condiciones ideales, sino en hacer y estar presente”.Y el actor abundó en el tema. “Tuvo un periodo para crear, lo aprovechó y no se estaba quejando. Después de 700 programas escritos de El Chavo y El Chapulín Colorado, fue tanto el contenido que generó que en algún momento tuvo que darse cuenta de que el viaje no consistía en buscar las circunstancias perfectas, sino de aprovechar el momento. En eso me identifico con él: a la chingada la crisis, había que seguir adelante”. Las mujeres que impulsaron al genio Aunque la figura de Roberto Gómez Bolaños brilla con luz propia, Sin querer queriendo dirige la mirada más allá del relato tradicional, allí donde históricamente se ha invisibilizado la labor y la influencia de las mujeres. La serie reivindica el papel fundamental de quienes lo formaron, lo sostuvieron emocional y creativamente; entre ellas, su madre Elsa, quien lo impulsó, y su esposa Graciela, una compañera que fue clave en el impulso de su carrera.Interpretada por Karina Gidi, Elsa Bolaños aparece en la serie como una figura construida con libertad creativa, sin la rigidez del biopic documental: “Me dieron libertad para que fuera una construcción de ficción”, explicó la actriz.Desde el guión y su propia experiencia como madre, Karina logró encontrar una conexión profunda con esa mujer que, sin ser muy conocida públicamente, fue determinante en la formación emocional y ética de Roberto.Sobre el rol de la mujer en aquella época, Gidi compartió que hay destellos que permiten comprender a su personaje: “Cuánto hay del temor y la dureza que da la propia época, pero logró ser una especie de Pepe Grillo tardío para Roberto”. Aunque el personaje tiene pocas escenas, cada una lleva una carga emocional medular en la que “intenté ser una mamá ejemplo”, reconoció la actriz, consciente de que con ello logró mucho más que una figura de fondo.Graciela Fernández, la esposa de Roberto, una mujer atravesada por la complejidad de lo íntimo, es interpretada por Paulina Dávila: “Ha sido un proceso de mucho aprendizaje y de integrar a todas las mujeres que habitan en mí —explicó la actriz, quien recibió cartas de las hijas de Graciela para conocerla a través de sus recuerdos—. Fue un proceso muy emotivo e íntimo. Reconozco en ella mucho de mí, de mi mamá, de mi abuela”.En la serie, Graciela no es sólo la esposa de un hombre famoso, sino una mujer con sueños, sensibilidad, sentido del humor, y un gusto particular por la moda, muy de su generación. “Ella hizo todo a su alcance para que Roberto pudiera lograr sus sueños y todo lo que hizo; necesitaba tener al lado una compañera que sostuviera un poco esa otra parte de su vida; ella era su fan número uno, y quien más creía en él”, explicó Paulina. La comedia y la desigualdadEn El Chavo del 8, la desigualdad social se retrata de forma clara a través del contraste entre el niño huérfano y pobre, y Quico, el niño rico y mimado. Juan Lecanda, quien interpreta a Quico, destaca que la serie “maneja bien este contraste social”. Para el actor, esta diferencia no solo genera comedia, sino que conecta profundamente con el público: “Le pone un componente social y cultural muy identificable por los mexicanos”.Interpretar a Quico fue para Lecanda un proceso largo y emocional: “Audicionando, me decían: ya pasaste a la siguiente etapa, pero se detuvo. Fue muy desgastante”, recordó el actor sobre el primer casting que hizo en 2021, hasta que “recibí el papel casi dos años después, para dar vida a Marcos Barragán, que es un personaje cien por ciento ficticio, basado en la autobiografía Sin querer queriendo de Roberto Gómez Bolaños”. La humanidad de Rubén AguirreArturo Barba construye al profesor Jirafales desde un punto íntimo. Consciente del legado del personaje, el actor evitó limitarse a la imitación: “Si nos basábamos en la idea original que tiene la gente, íbamos siempre a quedar a deber, porque hay una historia que es intocable”; así que, optó por una propuesta creativa y sensible que, sin negar el arquetipo, permite redescubrirlo. “Al final es un híbrido que ya verán que tiene y no tiene que ver”. El silencio cargado de historia de Doña ClotildeAndrea Noli se entregó con devoción al personaje de Angelines Fernández, reconociendo su historia marcada por la guerra y el exilio. “Fue una mujer con un pasado muy fuerte y terminó sus días en El Chavo del Ocho. Yo viví en Nicaragua y tuve entrenamiento militar, eso me acerca al empoderamiento que tenía”; así, La Bruja del 71 no solo encarna una figura entrañable del barrio, sino también la dignidad de una mujer que sobrevivió a su tiempo.CLG


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