Al entrar al Museo Casa de La Bola la presencia de María Félix se percibía de inmediato. Su vestuario, sus joyas, sus muebles y hasta los ingredientes de su preferencia — escamoles, gusanos de maguey, carne asada y guayaba rosa— formaban parte del elegante y sofisticado montaje del concepto Historias de grandeza, con el que rindieron tributo a la diva sonorense.Al ingresar al salón, la atmósfera creada a partir de una luz tenue, un par de mesas con elegantes vajillas en blanco y negro, y los artículos que concentraban el gusto refinado de la diva mexicana permitían el acceso al mundo de María.“El montaje se hizo especialmente para honrar y recordar a la actriz, a la mujer, a la madre y a la leyenda, como parte del concepto Historias de Grandeza, con el que brindamos el acceso a personajes célebres a nuestros clientes Centurion, en este caso María Félix”; explicó Jorge Guevara, vicepresidente de Relaciones Públicas y Comunicación de AMEX a MILENIO.En el montaje se pudo apreciar “su gusto por la alta costura, su pasión por los diseños de Christian Dior; así como su preferencia por la moda etnográfica”, dijo Rodrigo Flores, el coleccionista de moda que participó con las prendas, joyas y el mobiliario “un secretair y muebles que tenía en su biblioteca”.Un par de bolsos, así como unas zapatillas y las pequeñas sillas que Pedro Friedeberg regaló en su cumpleaños a la actriz, e incluso parte del vestuario que María usó en algunas de sus películas, como El peñón de las ánimas, eran parte del ambiente en el sofisticado salón con el que cada detalle rememoraba a la diva.“Quise traer algunas piezas que nunca se hubieran exhibido y que la reflejaran un sentido más íntimo, por eso hay prendas que usaba en su día a día, y también piezas que proyectan su pasión y gusto que se fue sofisticando con el tiempo. Para mí es muy emocionante compartir con la gente; coleccionar sin compartir no tiene sentido, para mí es muy grato que conozcan estos artículos porque es muy gratificante la emoción que genera en la gente”, compartió con MILENIO el coleccionista dueño de los más de 25 artículos que dieron vida al montaje para recordar a la diva.Un par de mesas más, divididas por el pasillo de entrada, también concentraban el espíritu y gustos de la Doña; enormes árboles de macarrones, croquembouche, y pasteles decorados con joyas de Cartier, platos con guayabas rosas y sus icónicos cocodrilos con diferentes piedras se combinaban con las flores rojas de terciopelo.A la mesaEl murmullo en la sala, provocado por los cerca de 40 convidados, se rompió cuando apareció la chef Lula Martín del Campo, quien habló de la investigación que hizo para conocer los gustos de María e inspirarse para crear sus platillos.“A María la vi una vez en el Cicero, de inmediato sentí su presencia; era una mujer con una energía muy especial, nunca llegaba tarde porque decía que era de mal gusto. Y lo más importante es que fue una mujer que nos abrió el camino de independencia a las mujeres”; afirmó la chef, al tiempo que llegaba su primer platillo: un binomio de sopes de maíz negro y blanco con escamoles.Sandra Fernández, la sommelier, propuso un Cavas para acompañar el platillo, tras destacar: “María siempre decía que era importante tener una copa de vino en la mano porque luces diferente”.La pasión por la comida mexicana “que siempre prefería cuando estaba en México, aunque su gusto por la gastronomía francesa también era muy fuerte”, dijo el coleccionista, trajo a la mesa una tostada de milpa acompañada de sus queridos gusanos de maguey; para maridar, Vasijas, un vino de Casa Domecq, que en su proceso se concentra en este tipo de contenedores de barro, explicó la sommelier.De plato fuerte —Cuenta la leyenda— se sirvió un brisket, bañado en glaseado de tres chiles con jocoque y salsa de tres quesos, “que fue complicado lograr”, reconoció la chef, quien así propuso la pasión de María “por la carne asada con verduritas”. Un Cavas Valmar llegó para el maridaje, mientras en las mesas los mitos y leyendas de la diva seguían aderezando la comida.Como cierre del menú se sirvió Texturas de guayaba: “María prefería las guayabas rosas, que tienen un sabor muy diferente; se está acabando la temporada, pero logramos conseguirlas para crear esta guayaba rosa en tres texturas: crema, puré y tropiezos”, comentó la chef mientras se servía Clase Azul, tequila de Día de Muertos, en su edición limitada Música para acompañar la dulce despedida.DAG